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La propiocepción hace referencia a la capacidad del cuerpo de detectar el movimiento y posición de l

  • academiatotaltenis
  • 2 jun 2015
  • 3 Min. de lectura

Existen distintos receptores en músculos, articulaciones y ligamentos que reciben el nombre genérico de propioceptores, puesto que son los encargados de recibir la información propioceptiva, y comunicar el estado y posición en que se encuentra una articulación. La definimos como la información transmitida al cerebro a través de los husos musculares, localizados en el interior de los músculos. Estos husos están compuestos de pequeñas fibras musculares (fibras intrafusales) inervadas por nervios que informan de la longitud del músculo, nos ayuda a movernos en la oscuridad y a percibir como se encuentran nuestras articulaciones. El sistema propioceptivo tiene una gran importancia en la vida cotidiana. Si cerramos los ojos y alguien nos coloca nuestra pierna o nuestro brazo en una posición determinada (flexionado, extendido, girado…), sin abrir los ojos sabemos perfectamente cómo está esa extremidad. Esto es debido a que todos los componentes del sistema propioceptivo están enviando información sobre grado de estiramiento de los músculos, sensaciones transmitidas por la piel, sensaciones de la articulación… y esto permite que, en todo momento, nuestro organismo sepa exactamente lo que estamos haciendo. Esto es importante para todos los gestos cotidianos: medir la distancia para subir unos escalones, correr para coger el autobús, recuperar el equilibrio tras sufrir un traspiés.

Si es importante en estos pequeños gestos, todavía lo es más en una actividad más intensa, como pueda ser la práctica deportiva. Un deportista tiene que tener un entrenamiento propioceptivo muy intenso para que su cuerpo sea capaz de reaccionar con precisión e inmediatez a las exigencias estresantes de la competición: ajustar la fuerza para un revés de tenis, calcular la distancia de salto y disparo en baloncesto o balonmano, medir las zancadas para un salto de altura o longitud… Los deportistas realizan una intensa recuperación de la propiocepción después de haber sufrido una lesión, pero esto se suele olvidar en la recuperación del ‘ciudadano de a pie‘ que no aspira más que a retomar su actividad normal. Entrenár tus articulaciones para que se fortalezcan desde lo más profundo, desde la base del equilibrio: desde la propiocepción. La propiocepción nos ayuda a evitar las lesiones, a tratar las ya producidas y a evitar las del futuro.

La propiocepción es el sentido que informa al organismo de la posición de los músculos y de las articulaciones, detectando así el movimiento. Es importante en las acciones de la vida cotidiana, y, especialmente, en los movimientos deportivos que requieren una coordinación especial, como pueden ser los deportes de raqueta en los que tenemos que coordinar todo el cuerpo con un implemento (raqueta o pala) y con un móvil externo (pelota).

Entrenamiento propioceptivo.

El entrenamiento propioceptivo nos ayuda a mejorar la fuerza, la coordinación, el equilibrio, el tiempo de reacción y su trabajo es fundamental en la prevención de lesiones. Dentro de la fuerza estos ejercicios repercuten sobre los factores neuromusculares (sistema nervioso) mejorando la coordinación inter e intramuscular, tan importante en los movimientos que se dan en deportes de equipo e individuales.

Es por ello, por lo que el entrenamiento propioceptivo es utilizado por futbolistas, jugadores de baloncesto, de pádel, tenistas, surfistas, esquiadores… además, en el caso de estos últimos, al ser su medio de acción inestable como es el agua y la nieve este tipo de entrenamientos son muyespecíficos y tienen una transferencia muy positiva. Por tanto, el entrenamiento propioceptivo debería ser casi una obligación en nuestra preparación como deportistas, ya sean enfocados a la salud o al rendimiento y competición. Es conveniente introducir en nuestros entrenamientos algún ejercicio de inestabilidad para involucrar los receptores propioceptivos.

Entrenaremos, por lo tanto, las distintas partes del cuerpo para situaciones de stress, cambios bruscos de posición que en su momento pueden existir y nos pueden lesionar (tenis, basquet, futbol). Aprenderemos ejercicios para coordinar de una forma sencilla y sin riesgo para las articulaciones: Correr en arena de playa o terreno irregular. Realizar ejercicios de equilibrio sobre una pierna, pequeños saltos a la pata coja, movimientos controlados y de pequeña amplitud. Carrera zig-zag, en pequeños círculos, marcha en puntillas y talones. Ejercicios con balones así como pisar pequeñas pelotas de tenis para fortalecer los tobillos. Ejercicios en agua hasta la cintura o hasta la rodilla. Plataformas vibracionales o plataformas Bosu. Planificá 3 ó 4 ejercicios específicos de propiocepción en tu rutina. Si tuviste alguna lesión, notarás mayor estabilidad en la zona afectada; si no tuviste ninguna, evitarás problemas a futuro. Pueden realizarse ejercicios de propicepción con todas las articulaciones.

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